Hasta hoy, si compras pan producido como integral te puedes llevar a casa pan de trigo blanco coloreado. A la harina refinada, la industria le añade (incomprensiblemente) un puñado de salvado de trigo para darle la apariencia de pan moreno y listo! Pero el gobierno ha decidido meter las manos en la masa y cambiar esta realidad. Parece que las demandas del mercado pueden empezar a generar cambios.
Las cosas, cuanto más claras, mejor:
Al pan, pan. Y al vino, vino. Y lo mismo con los panes saludables: al pan integral de grano entero, pan integral. Y al pan de harinas refinadas, pan blanco.
El Ministerio de Alimentación impedirá que la industria del pan nos venda gato por liebre. Dentro de poco, y por ley, el pan elaborado con harinas refinadas no se comercializará ya más como pan integral.
Solo el que esté horneado a partir de granos enteros (de trigo, espelta, maíz, sarraceno o cualquier otro cereal) podrá envasarse como integral. Y tendrá que tener en su composición un cien por cien de harinas completas.
Se acabó aquello de llevarte a casa un producto del supermercado o la panadería: pan, galletas, rosquilletas o cualquier otro horneado, pensando que es integral y cuando lees con detenimiento en casa las etiquetas descubres que se ha fabricado con harina refinada a la que se añade una cantidad de salvado.
Así ocurre en el casi cien por cien de pan industrial que compramos en los comercios tiendas, supermercados y grandes superficies convencionales
El gobierno trabaja en un real decreto para aprobar una nueva norma de calidad para panes especiales que se hace eco de los nuevos hábitos de consumo y que es sensible a la demanda de un pan más saludable, con más fibra, con todas las vitaminas que aporta la cáscara del grano y con menor índice glucémico (porque cuando tomamos harinas blancas se incrementa más nuestro azúcar en sangre).
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Parece que empezamos a avanzar un poco en materia de protección de los alimentos. Y es bueno que sea en un producto de primera necesidad y consumo diario como es el pan, pese a que más del 70% de los españoles siguen prefiriendo el blanco frente al completo. Aún es un porcentaje pequeño el que busca el pan moreno, pero va aumentando a medida que conocemos las propiedades nutricionales de uno y otro.
Y las cifras darían un vuelco, sin duda, si el propio Ministerio de Agricultura y Alimentación acompañara esta acción con una campaña informativa en la que se detallaran una a una las propiedades de los panes integrales versus el pan blanco. Hoy en día hace mucho daño a personas con exceso de peso, diabéticas y con enfermedades inflamatorias que acaban siendo crónicas.
En la nueva normativa se denominará “pan 100% integral” o “pan integral” a los panes elaborados con harina exclusivamente integral, excluyendo de dicho porcentaje las harinas procesadas/malteadas. La denominación se completará con el nombre del cereal, cereales o semillas comestibles de los que procedan la harina o las harinas utilizadas, excepto en el caso de los panes elaborados únicamente con harina integral de trigo.
En cambio, los panes en los que la harina utilizada en la elaboración no sea exclusivamente integral incluirán en su denominación la mención “elaborado con harina integral X %”, correspondiendo “X” al porcentaje de harina integral utilizado. Este porcentaje se calculará sobre la harina total utilizada en la elaboración. La denominación se completará con el nombre del cereal, cereales o semillas comestibles de los que proceda la harina o las harinas utilizadas, excepto en el caso de los panes en los que la harina integral proceda únicamente del trigo.
Esta bien este primer paso, ¿no? Al menos, los consumidores que no miran nunca las etiquetas con los ingredientes ya no se llevarán a engaño. Cuando se etiquete INTEGRAL lo será.
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