Estamos rozando Todos los Santos. Y en ese primer día de noviembre siempre siento a flor de piel las ausencias. Es para mí un tiempo de mayor reflexión en el que intento no dejar entrar la tristeza. Sobre todo este año, en el que el día 16 hará diez años que se fue mi padre.
Con esta temperatura emocional, Maika nos dejó una nota. Decía: «Acabo de cumplir los 50 y me siento muy perdida y con muchas preguntas. Llevo unos dos años con la menopausia o peripausia…Ya no sé…me siento rara. No soy yo. Me podías ayudar? Gracias»
¿Cómo ayudarte, Maika? La menopausia se puede tener a los veinte, a los cuarenta o a los sesenta y dos. En realidad, más que una putada hormonal es un momento en que se apagan las luces de fuera y la vida te enfoca para que subas al escenario. Si tienes afinada la voz y estás lista para cantar, perfecto. Pero si no hemos elegido ni la partitura, el momento puede acabar en pánico escénico.
Sofía: ¿Cómo lo sientes tú, Virginia?
Virginia: Cuando llegas a los 50 parece que ya tienes que irte..
S: Pero irte, ¿dónde?
V: Más que irte, volver…Mira, hemos estado perdidas mucho tiempo, viviendo por y para los demás. Primero bajo la dirección de nuestros padres, que tenían que aprobar y bendecir todo lo que hacíamos. Luego, en manos de novios, parejas y maridos de quienes esperábamos las palabras que nos dieran valor a lo que éramos y hacíamos. Y si ha habido hijos, en esta tercera etapa nos hemos entregado a su cuidado y crianza…hasta que se han ido. A los cincuenta, tenemos que volver a nosotras mismas.
S: El peligro es que durante todo este tiempo no hemos podido establecer qué territorio es el nuestro y ahora no sabemos dónde volver exactamente.
V: Es eso lo que da vértigo.
S: Sí, es tu tiempo, mi tiempo, el tiempo de Maika…
V: Un tiempo que puede ser un gran peso.
S: Tú siempre me dices que filetee. Cortar en rodajas. Hacer del todo, trozos…
V: Pasemos de lo abstracto a lo concreto. Pasea por tu familia, tu trabajo, los amigos, la forma en que te relacionas con los demás. Escucha lo que te callas y lo que dices. Si te reconoces en todo ello o solo estás haciendo un papel.
S: Tengo un amigo que siempre me lleva a la misma máxima: Coherencia interna. Vive de acuerdo a lo que piensas y sientes. Aunque ser coherente te lleve a perder bienes, patrimonio, gente de tu alrededor, un trabajo…
V: Tu amigo tiene razón. Porque si no, acabarás perdiéndote a ti misma y eso sí que sería el fin.
S: A Maika le diría que también filetee. ¿Cómo está tu vida hoy? ¿Con qué te quedas? ¿Tienes alegría? ¿Duermes bien? ¿Qué cosas te ilusionan? Empieza por concederte cinco minutos al día para hacer algo por tí que te haga sonreir, relajarte, soñar o recuperar sensaciones de bienestar. Cinco minutos.
V: ¿Y aquel elixir que te fue tan bien, el del Sol?
S: Sí, es un buen punto de partida: Encender el Sol interior. Unas gotas de alegría, darte tiempo y QUERER RECONSTRUIRTE.
Mira qué ladrillos te sirven y cuáles no. Podemos levantar los cimientos de nuevo, juntas, con todo el tiempo por delante. Volvamos a casa.