Soy Bio

Por qué recurrí a tarritos infantiles

Creado por Merxe Morales

Me preguntáis con respeto y voz más baja si está bien dar tarritos infantiles a nuestros niños. Y recurro yo también a una pregunta necesaria: ¿Son bio? Os cuento mi experiencia como madre. Hace 16 años de ello, la oferta en mi ciudad era aún muy limitada  y me encontré con una marca alemana que no era oportunista, sino que llevaba 45 años en la alimentación ecológica infantil por convicción, cuando nadie pensaba que esto podría ser un negocio.

¿Qué hacemos las madres españolas? Al menos un 17% de los  bebés españoles consume de  forma regular tarritos de comida preparada. Aunque os avanzo que es una cifra que aumenta bastante en las áreas metropolitanas, en el Sur y la zona central del país. ¿Te parece mucho o poco?

Te lo cuento en cifras: en 2016 se vendieron 55.000 toneladas de papillas, potitos y leches infantiles. Un total de 495 millones de euros. Y si nos centramos en el producto del que más os voy a hablar,  puedo apuntar que cada niño consume 42 kilos de tarritos al año.

Y ahora, ¿Estimas que es mucho o poco? Pues, depende. Frente al elevado crecimiento de los alimentos precocinados en la mesa familiar donde, según una encuesta realizada en 2016,  en nuestro país recurrimos al menos una vez por semana a este tipo de comida,  el porcentaje para los potitos y otros productos para niños es bastante moderado. Y además, no tiene nada que ver con la poco nutritiva comida preparada para adultos.

Ocurre que en la alimentación de los bebés somos más cuidadosos. Y que entre nuestras creencias está que la comida casera siempre es mejor que lo que proceda de un bote.  Pero maticemos: ¿Aunque lleve dos meses metida en un tapper de plástico en el congelador? ¿Aunque se recaliente en microondas en los mismos envases plásticos? ¿Y haya sido cocinada con alimentos de producción convencional?

Dejadme, llegados a este punto, aportar información sobre un estudio realizado con un grupo de niños franceses y  con datos del catedrático de Medicina e investigador Nicolás Olea para que veamos mejor cuál es la realidad. Se analizaron  los productos que tomaban en su dieta diaria y se encontraron 128 residuos químicos de 81 sustancias diferentes:

42 de ellas posibles o probables carcinógenos

5 de ellas carcinógenos ciertos

36, disruptores endocrinos.

Solo en los desayunos se hallaron  compuestos derivados de las dioxinas, un surtido de PCBS y algunos pesticidas que venían en las manzanas (que por cierto eran españolas…). La leche tenía PCBs y Bisfenol A, probablemente de calentarla en un recipiente de plástico en el microondas.

Como argumenta Olea, «Solo dos residuos de los pesticidas estaban por encima de los límites permitidos. El resto estaba presente dentro de la ley. Pero el problema es que la ley sigue diciendo cuánto es bueno y cuánto es bueno de forma individual. Y no se ha conseguido, ni en Europa, ni en EEUU ni en Canadá, que se considere el EFECTO COMBINADO. Esto da consuelo al sistema y a los políticos, pero no se aproxima al mundo real donde las cosas del cáncer van muy mal».  Y añade Olea, «Los niños mean más mercurio del conveniente y más plástico, procedente de los ftalatos».

Volvamos al mundo de los tarritos infantiles y mi reflexión sobre todo esto.

Lo abordo hoy porque es  una pregunta que se repite entre las mamás que conforman nuestro grupo cerrado de facebook Mamá Bio and Babies (al que, por cierto, te puedes unir..).  Y os confieso que me lo preguntáis en privado tal vez porque  hay un sentimiento de remordimiento ante el hecho de tener que recurrir, algunas veces, a productos ya preparados.

Os digo a todas lo mismo. Yo los utilicé  siempre que mi agenda de trabajo y las actividades diarias se me descuadraban y tenía imprevistos que me impedían hacer todo el proceso habitual en la cocina. Y  también lo hice en jornadas de desplazamiento (viajes, traslados largos…) y en las vacaciones en las que nos íbamos a destinos donde no podría encontrar comida orgánica porque así siempre tenia la opción de seguir dando platos sin residuos pesticidas ni aditivos a mi niña. Pero hoy, con la información que nos proporciona el doctor Olea, lo haría mucho más y sin ninguna duda.

Cuando nació  mi hija Abril trabajaba en una empresa de comunicación. Y antes de los cuatro meses de permiso de maternidad  me reincorporé al trabajo porque dirigía la delegación de mi ciudad y estábamos arrancando con nuevos clientes.  Intentaba cocinar yo en casa para que la chica que la cuidaba se centrase solo en ella y sus atenciones. Realmente, prefería que la llevara a pasear al parque y a tomar el sol a que se ocupara de actividades en la cocina.

Con todo, os hablo de dieciséis años atrás. Castellón tenía herbolarios donde conseguir productos ecológicos pero era más difícil adquirir fruta y verdura bio fresca de forma regular. Por supuesto, no había nada de ello en otro tipo de tiendas o supermercados y tampoco habían aparecido los agricultores ecológicos que sirven cajas a domicilio. En uno de esos pequeños herbolarios conocí Hipp.  Y como siempre he sido curiosa, seguí el rastro de la empresa y supe que  la marca respondía al nombre de su fundador, el  profesor alemán  Claus Hipp, que transformó la granja familiar en una granja ecológica para empezar a  producir alimentos infantiles bio.  Hoy ya tienen 60 años de experiencia por lo que creo que debe ser la marca pionera en alimentación bio para bebés.

Probamos los purés de pollo y de verduras, los tarritos de frutas y los zumos. Por entonces en casa aún consumíamos pollo y al nacer Abril no dudé en que todo lo que pudiera conseguir se lo ofrecería de cultivo ecológico.  Aquellos tarritos cocinados me daban garantía absoluta de estar libres de pesticidas, de fertilizantes, hormonas y antibióticos. Me sentía bien dándoselos de vez en cuando porque había reflexionado mucho sobre todas las ventajas que nos ofrecía.  

Estos productos se someten a más de 260 controles de calidad y al abrirlos mantienen  sus propiedades nutricionales como recién hechos. Sinceramente, en los días en que no llegaba a todo prefería mil veces estos tarritos a descongelar un puré hecho con verduras fertilizadas  y con restos de pesticidas. Y si hablo de pollo, ¿Utilizáis pollo ecológico en la preparación de los platos de vuestros bebés? Me parece clave hacer este cambio. El pollo convencional es para echar a correr.

Hablando de precios, que también me pedís que lo valore. Un tarrito de arroz con verduras y pollo ecológico de Hipp, por ejemplo,  está en 1,75 euros (dependerá de tiendas, claro). ¿Cuánto puede costar esto en casa cocinado en ecológico? Si no vas a comprar ecológico para toda la familia, necesitas pequeñas cantidades de una buena variedad de verduras, carne, cereales…para conseguir tu plato. Me parece un precio magnífico para lo que ofrece. Por cierto, ¿cuánto cuesta uno de esos huevos Kinder que se les compra sin miramientos?

Nunca os diré que nuestros niños se alimenten a base de tarritos. Creo que ni siquiera la marca Hipp recomienda sus productos con esa máxima. Pero son la mejor opción  para cuando no llegas a más. Y no te diré nunca lo mismo de los tarritos infantiles convencionales. Hago la gran diferencia con estos ecológicos. (Cada vez más y más estudios recomiendan recurrir a los alimentos ecológicos para los menús infantiles. Esto es lo que dicen un equipo de investigadores de La Palma )

¿Tenerlos en casa? Si. Como esos tarros de legumbres ecológicas que guardo en la despensa para no quedarnos sin comer cuando hemos regresado muy tarde a casa.

Acabaré diciéndote que , si fuera hoy, tampoco se  me ocurría dar a mi hija un puré de frutas hecho con manzanas convencionales, a la vista de que esta fruta se encuentra entre los vegetales más contaminados y acumula hasta 7 pesticidas. ¿Que compras manzanas bio y ya preparas compota o puré fresco cada día para la merienda? Perfecto. Pero si no eres solo una mamá o ama de casa y te divides en mil planos, no quieres menos a tus niños si recurres a estas opciones. Hoy son productos muy bien conseguidos, con una formulación muy segura, sin aditivos, sin sal, sin azúcar….y con un sabor que compite perfectamente con lo que nosotras podemos preparar en casa.  Te lo resumo en pocas palabras. «Cuando no llegues, que el potito sea bio»

Esta mañana estuve con Aryan tomando un té verde en la playa y me hizo gracia ver que a  Dania, que ahora tiene un añito, también le da Hipp. Así que le pedí prestados los dos productos (un tarrito de fruta y un zumo de manzana)  que llevaba para darle a mitad mañana y saqué unas fotos al sol…..

Compártenos

Sobre el autor

Merxe Morales

Dejar un comentario

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies