Por fin la Organización Mundial de la Salud (OMS) está restringiendo sus recomendaciones de ingesta de azúcar y apunta que no deberían superar el 10 por cien de las calorías que tomamos al día. Más allá, informa que lo ideal es que esta cifra se reduzca al 5 por cien de las calorías diarias.
Traducido a cantidades que podamos entender, ello significa que una dieta saludable, y enfocada a la prevención de enfermedades, no debe incluir más de 6 cucharaditas diarias . El máximo admisible sería de 9, pero ya no tendría los beneficios para la salud de la primera de las franjas marcadas. Y en el caso de los niños, la cantidad recomendada baja a 3 cucharaditas/día.
¿Lo cumplimos en nuestra familia?
En 2002, la OMS tenía un margen más laxo en el capítulo de azúcares. Se recomendaba entre 7 y 12 cucharaditas al día, pero problemas sanitarios como la obesidad, la diabetes y el cáncer han ido en aumento a nivel mundial y existen cada vez más evidencias científicas del efecto de los azúcares simples en la aparición de estas enfermedades.
La OMS ha publicado una guía en la que se describe qué debemos hacer en nuestra dieta diaria. Al referirsre a azúcares libres se incluyen los monosacáridos (glucosa, fructosa) y los disacáridos (azúcar de mesa) que la industria alimentaria o al cocinar añadimos a alimentos y bebidas. También a los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los zumos de frutas y los zumos concentrados de frutas.
Sin embargo, quedan fuera de este recuento los azúcares de las frutas y de las verduras frescas.
La gran reflexión de la OMS mira hacia los azúcares que están ocultos en la mayoría de alimentos procesados: tomate frito, sopas deshidratadas, conservas,panes….y que no tenemos en cuenta por no considerarlos alimentos dulces.
Un segundo capítulo muy importante a revisar es el de las bebidas azucaradas. Una lata de refresco contine hasta 10 cucharaditas de azúcar, con lo que tomando una sola al día ya sobrepasamos la cantidad que deberíamos permitirnos.
No conviene olvidar que un elevado consumo de azúcar contribuye a la diabetes tipo 2, genera ansiedad y depresión y puede aumentar el riesgo de cáncer.